miércoles, 22 de enero de 2014

República Dominicana tesoros cibaeños

DESCUBRE REPÚBLICA DOMINICANA EN EL 2014
Yaniris López
Santo Domingo
La región del Cibao es una especie de cofre del tesoro para los excursionistas. Con playas de arenas de todos los colores, cuevas, saltos de agua, ríos, formaciones rocosas espectaculares, cordilleras, valles y rutas culturales y agroturísticas, sus casi 20,000 kilómetros cuadrados asombran, retan y deleitan al viajero.

Agregue a sus maravillas naturales el espectáculo anual de observación de ballenas jorobadas, poseer el único teleférico del Caribe, ser el asiento americano “donde todo comenzó” y la afabilidad del cibaeño. Las opciones, entonces, para los que este año recorrerán el país para iniciarse en el ecoturismo y explorar cada rincón dominicano, son tantas que una selección de tres siempre resultará poca. Pero hay que hacerlo.
La sugerencia playera es un cayo sin vegetación frente a las costas de Montecristi. Para caminar por tupidos senderos en la montaña, la siempre verde Jarabacoa. Y para terminar prendados de la naturaleza, una ruta ecoturística en María Trinidad Sánchez, donde, como rezaba aquel eslogan de promoción turística, sus propuestas son “inagotables”.
El Norte que cautiva
El salto Jimenoa I, el montículo coralino Cayo Arena y la ruta de la Costa Verde (con Cabo Francés Viejo como atractivo principal) completan la selección de nueve enclaves propuestos por Listín Diario para iniciar un año donde el ecoturismo sirva de inspiración para explorar, disfrutar, proteger y promover los recursos naturales y culturales de República Dominicana.
Estas recomendaciones, por supuesto, son apenas la chispa para desear conocer más. 
CAYO ARENA
¿Le gusta el buceo deportivo? En la costa oriental de la provincia Montecristi tiene el lugar perfecto para comenzar a practicarlo. Allí le espera Cayo Arena o Cayo Paraíso, un montículo coralino de arena blanquísima que aparece como si flotara en las aguas azules del Atlántico, luego de un paseo de 20 minutos en bote.
Ese bote parte de la idílica playita de Punta Rucia, un pueblito pesquero ubicado en el extremo oeste de Puerto Plata, a 70 kilómetros del centro urbano de la Novia del Atlántico.
¿Qué tiene de especial el cayo? Arena, sol, agua salada y la oportunidad de conocer una de las terrazas marinas mejor conservadas del país.
Si teme nadar en mar abierto no se preocupe, una piscina natural divide el banco de arena del arrecife. En este pedacito el agua es tan clara que se pueden ver los peces incluso sin usar escafandra. Gracias a esta formación y a la buena salud de los arrecifes, Cayo Arena es visitado no sólo por turistas y seguidores novatos del “snorqueling”, sino por experimentados amantes del buceo deportivo e investigadores de la fauna marina.
Cuando la jornada en Cayo Arena termina, la aventura continúa con un recorrido en bote a través de los caños bordeados de mangles frente a la costa montecristeña. Y de nuevo a Punta Rucia.  
Muchas excursiones ofrecen un recorrido por el Parque Histórico La Isabela (el primer asentamiento europeo en América) antes de llegar a Punta Rucia. Los operadores turísticos que funcionan en el pueblito se encargan de organizar los paseos al cayo. 
SALTO JIMENOA I 
Dos saltos de agua conforman el Monumento Natural Salto de Jimenoa, en el municipio vegano de Jarabacoa. El de la foto, con 75 pies de altura, es el Jimenoa 1. Se encuentra a 6 kilómetros de Jarabacoa, en el área de amortiguamiento de la Reserva Natural Ébano Verde. De su co-manejo se encarga la Asociación para el Desarrollo Sostenible de la Comunidad El Salto y visitarlo es ser partícipe de un proyecto modelo de sostenibilidad. ¿Cómo llegar? Ya en el pueblo, en la carretera Jarabacoa-Constanza (por dentro), un sendero de 1.4 kilómetros sorteado por arroyos y paradores con vistas panorámicas del municipio lleva hasta el salto rodeado de grandes peñascos. Recorrer el sendero, bañarse en el playita de la cascada, recoger guijarros, subir de nuevo hasta la comunidad y disfrutar de la cocina campesina bien valen el viaje. Arriba, en lo alto de una meseta, hay un mirador para que las personas con discapacidad puedan ver el salto y disfrutar del verde paisaje. 
LA COSTA VERDE
Frente al Atlántico, desde Nagua hasta Río San Juan, la provincia María Trinidad Sánchez va dejando de este a oeste una estela de encantadores rincones que han hecho de la Costa Verde la ruta ecoturística favorita de los últimos años. Lagunas (Perucho, Gri-Grí), cenotes (El Dudú), playas (La Entrada, Diamante, El Bretón, Grande, Caletón), Saltos (El Saltadero) y peculiares balnearios (La Boca) hipnotizan al visitante. El enclave más visitado es, sin dudas, el Monumento Natural Cabo Francés Viejo, en el promontorio de Cabrera. Esta área protegida mide apenas 1.5 kilómetros cuadrados, pero ¡cuántos buenos momentos y recuerdos regala a quienes la visitan! Forman parte de sus atractivos tres faros llenos de historia, un bosque, una playa, un sendero de tierra, una cueva que espera ser explorada y un largo farallón que figura, por el contraste de su forma y colores, entre los puntos favoritos de los fotógrafos locales. Y es, también, una de las vistas panorámicas más bucólicas de la costa dominicana.
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